jueves, 27 de junio de 2024

Algo sobre onomatopeyas

 

Por Rafael Tejeda de Luna



Hace unos días, viendo un video de hace algunos años del dictador y sátrapa venezolano Nicolas Maduro, dónde decía que había visto un pajarito que le hablaba y él imitaba el sonido del ave. Recordé que conozco a muchas personas, incluso yo, que en ocasiones cuando hablamos hacemos los sonidos de los objeto o animales de lo que estamos relatando.

 

A esto estimado lector se le llaman onomatopeyas, palabras que imitan o recrean el sonido de la cosa, la acción nombrada o ser vivo, y son un recurso expresivo muy potente, capaz de condensar una idea o situación en muy poco espacio. A veces son un procedimiento más para formar palabras, es decir, palabra cuya forma fónica imita el sonido de aquello que designa; ejemplos: el beso suena ¡Mua! El auto hace ¡Run, run! La bomba (si no es yucateca) hace ¡Boom!

 

En consulta realizada al internet, encontré que se señala que el idioma japonés, es tal vez, el más rico en onomatopeyas, por estar incorporadas en el habla cotidiana, un ejemplo de esto es cuando se describe el acto de caminar, pues cuenta con diecisiete onomatopeyas para decirlo, desde pequeños pasos de un bebé, hasta movimientos acelerados o un caminar arrastrando los pies de un anciano.

 

En la literatura, la onomatopeya es un recurso literario, que ayuda al lector a imaginar una acción. También, estas pueden ser visuales o auditivas. En la radio, el teatro o el cine han tenido un papel trascendente. Incluso, en la época de oro de la radio, había una persona que se dedicaba exclusivamente a conseguir sonidos de todo lo que se pudieran imaginar para ambientar la narración al momento de la transmisión. Hoy en día encontramos a los directores de efectos de sonido.

 

Pero veamos algo divertido, onomatopeyas poco comunes que hacen los animales, en lo referente al sonido que emiten no tanto en cuanto a las acciones que hacen:

 

Primero, mencionemos algunos fáciles:

La abeja y la avispa: zumban; el asno y el burro: rebuznan; el becerro, camello, toro, ciervo, buey, vaca o búfalo: berrean, roncan, mugen o braman; el oso: gruñe; el pájaro: gorgorita o trina;  el caballo: relincha, resopla o bufa; el jabalí o cerdo: gruñen o chillan; el coyote, lobo, zorro, chacal o perro: ladran o aúllan; el ganso, pato, cisne o cuervo: Graznan, grajean o cantan; el pollito: pía; el gallo: canta o cacarea; el gato y casi todos los felinos dependiendo el caso: maúllan, bufan, ronronean, himplan o rugen; el grillo, grilla o chirria; el ratón: chilla; la serpiente: silva; la rana: croa; la jirafa hace zumbido o ronquido; el conejo y liebre, chillan o zapatean; la hiena aulla o rie; la Cabra, cabrito y cordero: balan.

 

Ahora veamos algunas onomatopeyas poco comunes de animales:

 

El rinoceronte : barrita, la chicharra o cigarra: chirrían o chicharrean; la cigüeña: crotora o castañetea; el cocodrilo: llora (mientras te come); el águila: chilla o trompetea; la ballena: canta; el tecolote y búho: ululan (esto me recuerda la película Tizoc de 1957, protagonizada por Pedro Infante, donde se dice: "cuando el tecolote canta el indio muere"); sigamos con las onomatopeyas poco conocidas de animales, el elefante: barrita; el loro: arrea o carretea; el mono: chilla; el delfín: chasquea; el halcón hace un gañido; el pájaro carpintero: tamborilea; y finalmente el guajolote: gluglutea o tita,

 

Para terminar, me pregunto qué animal podrá imitar mejor las onomatopeyas de los políticos de México y el mundo ¿Serán las ratas, las serpientes o las rémoras?

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